Pongamos como ejemplo una cafetería. El dueño de una de estas opciones de negocio, tendrá por delante mucho papeleo incluso después de invertir gran parte de su capital y podría, incluso, perder todo el dinero adelantado si finalmente no logra abrir el local. Por otro lado, una cadena como “Starbucks” solo tendría que contratar a alguien que se encargue de todos los trámites, mientras que sigue obteniendo beneficios gracias a sus otros locales. Y si, finalmente no pudiera abrir, sus pérdidas serían más asequibles.
En cuanto a los precios de sus productos, sinceramente, desconozco si son más caros o más baratos, aunque opto por lo segundo. Lo que si sé, es que el pequeño comercio deberá adaptar sus precios a los marcados por los grandes negocios. Además, los costes de una modesta tienda, serán sin duda mayores, ya que vivimos en un mundo de producción en serie que premia a los que más gastan con considerables descuentos en el coste por unidad.
Por todo ello, mi conclusión sería la siguiente: Si tu intención es dar vida a un nuevo negocio, y por mucho que me pese, camina sobre seguro y, que sea una franquicia de una marca bien conocida que te respalde, o alquílarle un local a unos grandes almacenes, a menos que hayas dado con una gran idea innovadora, claro que esto no ocurre todos los días. Pero al final, la decisión es únicamente tuya. Ve con calma o arriésgate.
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