domingo, 19 de abril de 2015

La vida en el campo frente a la vida en la ciudad

    Es obvio que existe una gran diferencia entre residir en un pequeño pueblo o en una gran ciudad. Dependiendo de los gustos y necesidades de cada cual, esas diferencias pueden ser ventajas o desventajas.
    Desde el punto de vista de la gente joven, resulta algo lógico y natural dejar atrás las zonas agrestes para buscarse la vida y un futuro más prometedor en ciudades de mayor población, que ofrecen más posibilidades, laborales entre otras, y en las que no es tan imprescindible la posesión de un vehículo propio ya que hay más medios de transporte público, por poner solo algunos ejemplos. Y sin embargo, desde la perspectiva de las personas más mayores, a menudo, la idea de tener una residencia en la tranquilidad de una zona rural se vuelve muy atractiva.
    Pero todo eso es subjetivo. Lo que no lo es, es que en las ciudades hay mucha contaminación. Madrid, por mencionar una, superó los niveles de polución para todo un año, acordadas por la mayoría de países, en poco más de un mes. La superpoblación también es cada vez un problema más grave en las metrópolis, y no solo en las más grandes e importantes como New York o Tokio. Y no me olvido de los cada día más elevados precios. El coste de vivir en una céntrica de una ciudad es siempre superior año tras año. Aunque, por otro lado, también va resultando más caro vivir en un área más apartada, donde además se necesita, como mencioné antes, un gasto considerable en transporte.
    No he contado nada nuevo, así que si usted, al contrario que yo, se decanta por uno u otro lugar, seguro que ya ha tenido todo esto en cuenta, y si no, quizás debería planteárselo como estoy haciendo yo ahora. Entonces, ¿prefiere el campo?¿O se viene conmigo a soñar con las maravillas que nos ofrece la gran ciudad?

Iván Lus
* @LusDIvan

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