sábado, 28 de marzo de 2015

La manipulación en los medios de comunicación

    La manipulación en los medios de comunicación... La manipulación en los medios de comunicación... Tsk. Pues no sé que decir. ¿Acaso no han estado siempre manipulados? Tristemente, está en la naturaleza humana someter, dominar, controlar y/o manipular todo aquello que sufre la desgracia de ponerse a nuestro alcance. Y, desde luego, el mundo mediático no es una excepción.
    Pero, ¿es esta realidad algo inamovible?¿Podemos o debemos hacer algo para cambiar un hecho tan atado a nuestra sociedad? Al fin y al cabo, los sucesos que no presenciamos son, casi siempre, interpretables. Los interpreta quien los cuenta y los interpretamos nosotros al escucharlos influenciados por la forma en la que nos los transmiten. Siempre ha sido así, pero, ¿puede ser de otra manera? Tal vez.
    O tal vez no. Porque nosotros mismos, como he dicho, interpretamos los hechos, por muy objetiva y razonable que sea la persona que los narra. Por eso muchas personas sometidas a juicio son previamente condenadas por la sociedad, debido a que son personas adineradas, políticos, banqueros, etc.
    Pero además de manipular cuanto podemos, sabemos que vivimos manipulados. Lo aceptamos como algo normal, y seguimos con nuestras vidas. Nuestras manipuladoras, manipuladas y manipulables vidas.
    En conclusión, ¿manipulación en los medios de comunicación? Sí, y, ¿por qué no? Puede que sea algo triste, pero, pese a todo, cuando termine de escribir estas líneas, pretendo aceptar tranquilamente la realidad de mis propias palabras, y sencillamente, continuar con mi manipulable vida.
@LusDIvan


miércoles, 18 de marzo de 2015

La actual crisis económica, ¿promueve valores humanitarios?

   En general, ninguna crisis promueve valores humanitarios. Y ahora es cuando usted me dirá: Iván, ¿no te das cuenta que bajo la crisis económica que padecemos actualmente se dan muchos más casos de notable solidaridad? Tal vez sea cierto, pero la verdad es que los actos de caridad aumentan al aumentar la necesidad, que no es lo mismo.
   Esto es debido, especialmente, a que la gente ya de por sí caritativa, que dedican parte de su tiempo a llevar a cabo actos humanitarios, ahora, en tiempo de crisis, se esfuerzan más, ya que más gente los necesita, y se muestran más capaces de encontrar apoyos para sus causas. Además de esto, vivimos en tiempos donde está de moda criticar al gobierno y sus decisiones, y argumentando que las organizaciones solidarias no remuneradas están haciendo lo que debería hacer el Estado dedicando más recursos a fines sociales, se les otorga gran notoriedad a los actos benéficos, que en circunstancias normales y más deseables, no se les concede.
   Si aún no le he convencido, piense en lo siguiente: las personas damos menos cuando tenemos menos. Y lo que sabemos de los pocos que se enriquecen cuando los demás vivimos bajo la opresión de un gobierno en crisis, es que, al ganar más dinero, terminan "padeciendo" su propia crisis de valores humanitarios y morales. Eso claro, cuando no son desde el principio, hombres y mujeres con una descarada escasez de escrúpulos.
   Así que, en conclusión, tanto pobres como ricos como esa inventada clase media, tendemos a hacer menos por los demás siempre que nos cueste algo (tiempo, esfuerzo o dinero). Y aunque los casos esporádicos de gestos solidarios aumenten, como dije previamente, lo hacen debido a la necesidad del resto y no a la crisis que sufre uno mismo. Y si no me cree, recuerde mi tesis y ya verá que, cuando superemos esta recesión económica, que lo terminaremos logrando (sea optimista), seguirá habiendo una gran necesidad. Llegados a ese punto, quizás podamos dedicar algo de nuestro tiempo a plantearnos si, en términos generales, evolucionamos hacia una sociedad más virtuosa y humanitaria. Aunque no demasiado, es posible que estemos muy ocupados ayudando a levantarse a aquellos que se han caído de la bici y les ha destrozado las piernas la cadena formada por los engranajes de nuestra actual sociedad.

- Iván Lus
- @LusDIvan


viernes, 13 de marzo de 2015

La corrupción. Lacra de la de la democracia

   Parece que en nuestro país (España; bueno yo hablaré de España pero corrupción hay de sobra en todos los países) hay cada día más corrupción, ¿no es cierto? Voy a intentar no mencionar casos concretos al escribir sobre este tema, de eso ya se encargan los medios, y lo hacen muy bien. Pero de lo que apenas oigo hablar es de lo que realmente es la corrupción, que por cierto no está tipificada como un delito en sí mismo ( :S ¡¡¡¿¿¿WTF???!!!), ni del daño que le causa a la sociedad, ya sea directa o indirectamente.
   Para empezar, dejaré claro que para mí, ser corrupto significa que una persona se aproveche de su cargo para sustraer dinero público o para obtener alguna clase de beneficio ilegítimo o inmoral y ya sea para sí mismo o para su partido. Especialmente cuando además exprimen a los ciudadanos intentando hacernos creer que el dinero que pagamos con nuestros impuestos no es suficiente. Esto incluye a los cargos políticos que reciben dinero a cambio de proporcionar un servicio u obra pública al que le paga en lugar de concedérselo a otro que quizás se lo merezca más.
   Habiendo dejado eso claro, debo decir que, por mucho que nos quejemos, la corrupción forma parte de nuestra idiosincrasia, no solo como sociedad, sino también como individuos. Aunque esto, claro está, no nos gusta admitirlo. Pero, ¿cuántos de nosotros no seríamos corruptos si realmente pudiéramos? Vivimos en una época en la que es muy habitual escuchar de boca de algunos "lumbreras" que para llegar a donde quieres estar, para tener lo que deseas, has de hacerlo abriéndote paso a codazos y pisando a quien haga falta o será a ti a quien pisoteen. Una mentalidad muy triste, si me preguntan, aunque mientras exista gente que viva de esa manera, seguirá siendo, en parte, verdad.
   Ahora que nos hemos sincerado con nosotros mismos, es momento de hablar del daño que nos causa a todos. Creo que no se piensa lo suficiente en que si alguien estafa dinero al Estado, ese dinero deja de utilizarse para cosas como las subvenciones, inversiones en educación o desarrollo, o para pagar medicamentos, pero el problema no acaba ahí, porque muchas veces, como funcionamos a base de créditos, a pesar de no disponer de dinero, se sigue gastando, y para ello, hay que pedir más, con lo cual el déficit público aumentará. Además, hay que darse cuenta de que cada caso de corrupción nos convierte en un país poco fiable para los inversores y los mercados internacionales, pero eso no hace que dejen de prestarnos dinero, sino que aumentan el tipo de interés al que nos lo prestan. Es decir, el déficit público volverá a aumentar. Eso es lo que hacen los corruptos por su tan amado país. Le impiden prosperar (y a menudo, lo hacen mientras enarbolan la bandera, con apariencia de patriotas).
   En definitiva, la corrupción es sin duda alguna un lastre para la sociedad democrática que todos queremos tener, pero yo, cada día estoy más convencido de que los engaños, estafas, embustes, trapicheos, artimañas y sobornos conforman, casi por si solos, la sociedad democrática que realmente tenemos. Aunque usted, lector, puede que no opine igual y esta conclusión le haya resultado ofensiva. Así que, por si acaso, ¿qué tal si yo le doy cien eurillos y usted me vota (+1) y recomienda mi blog a todos sus amigos y conocidos?

- Iván Lus
@LusDIvan



martes, 10 de marzo de 2015

¿Donarías tus órganos?

   La preguntita se las trae, ¿verdad? No es algo que nos agrade pensar, a menos que sea un órgano no vital que queramos donar a un ser querido para darle una nueva oportunidad. Pero yo me refiero a lo que queremos que se haga con nuestro cuerpo tras haber fallecido.
   Mucha gente no quiere ni oír hablar de que le hagan algo así (me pregunto si pensarían del mismo modo si algún día llegan a necesitar un transplante), quizás porque les agobia pensar que su cuerpo no esté entero al enterrarlo o incinerarlo. A lo largo de mi vida, he pasado por este punto de vista, sin embargo, ahora mismo no soy capaz de entender semejante apego a algo que no tiene vida. Aunque se que, al menos a veces, se debe a creencias religiosas, sigo sin entenderlo (menos aún). A todas las personas que piensan de esta manera, les recomiendo tener una mente más abierta. Pero claro, una mente abierta es lo que yo recomiendo para todo.
   Pero volviendo al tema que nos atañe hoy, ¿donaría sus órganos al fallecer?¿Y los de algún pariente o ser querido? Yo sí que donaría los órganos de algún familiar, pero para los míos tengo otros planes, que no vienen a cuento en este momento. ¿Y por qué no hacerlo?¿Hay algo mejor que dar cierto sentido u ofrecer un punto positivo a algo que muchos consideran que no lo tiene? Es una buena forma de pensar, ¿no?
   Pese a lo incómodo de la pregunta, considero que es una de esas cuestiones que todos haríamos bien en plantearnos antes de que perdamos la posibilidad de hacerlo. Así que, lector, si no lo ha decidido ya, hágale un favor al mundo, y dedíquele los próximos momentos a aclarar sus ideas. ¿Se hará donante de órganos?

- Iván Lus
@LusDIvan


viernes, 6 de marzo de 2015

Privacidad en las redes sociales

   Todos sabemos que hay que ser cuidadosos con la información que subimos a la red. Y por ello, siempre nos han recomendado (al menos a mí), que no diésemos nuestro nombre real cuando, por ejemplo, una página web nos solicita nuestros datos personales para registrarnos en su servicio. Pero en los últimos años han aparecido, y se han extendido, las famosas redes sociales, que ahora forman parte de nuestra vida cotidiana. Su finalidad es, mantenernos en contacto con amigos y conocidos. Y ahora bien, ¿qué ocurre si no usas tu nombre real?¿Te reconocerán tus viejos amigos de la infancia, esos con los que habías perdido todo contacto?

   Desde luego hay que seguir siendo cuidadosos con lo que posteamos en redes como Facebook o Twitter, y para ayudarnos, ofrecen la posibilidad de que nuestros datos, o nuestras fotos o mensajes, solo puedan ser vistos por los amigos que previamente hayamos aceptado como contactos.

   Pero lo cierto es que, a menudo, todos subestimamos el hecho de que hoy en día, prácticamente la totalidad de nuestra vida e información privada se encuentra en nuestros perfiles de redes sociales. Ya no solo lo que hacemos, lo que hemos hecho, o lo que vamos a hacer, sino también nuestros gustos y muy habitualmente nuestra forma de pensar.

   Tampoco tenemos control sobre la información que otros suben de nosotros. ¿Quién no se ha encontrado alguna vez con que alguno de sus amigos de toda la vida decide que es una magnífica idea cargar a la red una enternecedora foto de cuando hicisteis la primera comunión, y que además te etiqueta, para que todo el mundo tenga bien claro cual de todos esos monísimos niños eres tú?

   En definitiva, la privacidad, tanto en las redes sociales como en la vida misma, es algo que todos sabemos, es difícil de conseguir. Pero esa es la forma en la que parece estar evolucionando nuestra sociedad en esta era de la información. Así que, si “lo hemos decidido” entre todos, ¿es realmente algo tan negativo? ¿O es algo que debemos darnos prisa en corregir antes de que no tenga remedio?

@LusDIvan


lunes, 2 de marzo de 2015

Paternidad subrogada

  El tema de hoy es “paternidad subrogada”, pero lo cierto es que desconozco por completo el término, así que denme un momento para buscarlo. Ejem, gracias. Muchas gracias por su paciencia. Por lo visto, hace referencia a las madres de alquiler, un recurso muy utilizado por parejas que no pueden concebir hijos o por las parejas gays. En contraposición a la adopción, este medio ofrece a dichas personas la posibilidad de involucrarse activamente durante el período de embarazo o incluso que el niño o niña esté biologicamente emparentado con uno de los cónyuges.
  Por lo visto es un tema muy controvertido, que no en todos los países es legal. Por lo general, parece estar prohibido lucrarse a través de esta actividad, aunque cada vez más legislaciones lo permiten. Pero, ¿por qué tanto problema con esto? A decir verdad, no lo comprendo pero la difícil aceptación de este asunto se debe a la estricta moralidad de parte de la población, a un concepto inmóvil de familia y, a veces, a las creencias religiosas. Al parecer tenemos un gusto insano por decirle a nuestro vecino que no puede tener lo que desea, pero bueno, ese sería otro tema a tratar, y no quiero desviarme más. ¿Qué estaba escribiendo?
  Ya recuerdo. ¿Qué opina usted, lector?¿No deberíamos ayudar a las personas que desean tener hijos y no pueden?¿O quizás deberíamos animar a la gente a adoptar a esos muchísimos niños que, por circunstancias ajenas a ellos, no tienen padres y, estando ya en este mundo, necesitan unos? Yo, personalmente no sabría decir por qué opción me decanto, aunque nunca me ha atraído la idea de adoptar a un infante ya crecido. No obstante me pregunto: ¿Recurrir a un vientre de alquiler o a la adopción son ideas excluyentes? Quizás lo sean para una pareja, pero, para todos, en general, no debería serlo. Si yo prefiero pedir ayuda a una mujer que me de la oportunidad de hacer crecer mi familia, sin ser ella parte de esta, y mi vecino opta por ir a un orfanato y traer un niño de cinco años a su casa, ¿acaso tiene él derecho a decir que mi familia tiene menos derecho a serlo que la suya? O un tercero, que nunca ha tenido problemas para dar a luz a un hijo con su pareja, ¿puede él quitarnos un privilegio que la mayoría de la gente desea antes o después?

  Por supuesto que no.
@LusDIvan