domingo, 19 de abril de 2015

La vida en el campo frente a la vida en la ciudad

    Es obvio que existe una gran diferencia entre residir en un pequeño pueblo o en una gran ciudad. Dependiendo de los gustos y necesidades de cada cual, esas diferencias pueden ser ventajas o desventajas.
    Desde el punto de vista de la gente joven, resulta algo lógico y natural dejar atrás las zonas agrestes para buscarse la vida y un futuro más prometedor en ciudades de mayor población, que ofrecen más posibilidades, laborales entre otras, y en las que no es tan imprescindible la posesión de un vehículo propio ya que hay más medios de transporte público, por poner solo algunos ejemplos. Y sin embargo, desde la perspectiva de las personas más mayores, a menudo, la idea de tener una residencia en la tranquilidad de una zona rural se vuelve muy atractiva.
    Pero todo eso es subjetivo. Lo que no lo es, es que en las ciudades hay mucha contaminación. Madrid, por mencionar una, superó los niveles de polución para todo un año, acordadas por la mayoría de países, en poco más de un mes. La superpoblación también es cada vez un problema más grave en las metrópolis, y no solo en las más grandes e importantes como New York o Tokio. Y no me olvido de los cada día más elevados precios. El coste de vivir en una céntrica de una ciudad es siempre superior año tras año. Aunque, por otro lado, también va resultando más caro vivir en un área más apartada, donde además se necesita, como mencioné antes, un gasto considerable en transporte.
    No he contado nada nuevo, así que si usted, al contrario que yo, se decanta por uno u otro lugar, seguro que ya ha tenido todo esto en cuenta, y si no, quizás debería planteárselo como estoy haciendo yo ahora. Entonces, ¿prefiere el campo?¿O se viene conmigo a soñar con las maravillas que nos ofrece la gran ciudad?

Iván Lus
* @LusDIvan

domingo, 12 de abril de 2015

El terrorismo internacional. Un riesgo global

    Voy a comenzar este tema, diciendo algo que sentará como "una patada en el culo" a la mayoría de la sociedad occidental (y más allá) y, muy especialmente, a aquellos que se hayan visto cerca de un atentado terrorista. Independientemente de la bandera o la causa tras la que se escuden, los terroristas son soldados que, persiguiendo algún objetivo, hacen la guerra del mismo modo que la hacen todos en esta era moderna llena de cobardes e hipócritas, con la salvedad de que ellos no pueden permitirse helicópteros de combate valorados en millones de dólares ni silos de misiles nucleares desde los que atacar o amenazar a otro continente en la otra punta del globo y a salvo de represalias.
    Es bien sabido que los ejércitos y gobiernos reconocidos son los primeros en hacer la guerra a base de atentados, asaltos de fuerza rápida y bombardeos desde el aire. Sin embargo, cuando alguien utiliza esos mismos medios para atacar a los países que consideran sus enemigos, sin pertenecer ellos a un Estado con un territorio propio y reconocido oficialmente por el resto de naciones (vamos, que salga en los mapas), rápidamente los convertimos en personas malvadas y dignas de ser odiadas por todos, que solo quieren sembrar el miedo sin razón alguna. Personalmente, considero tal forma de pensar bastante limitada, además de hipócrita y estúpida. Y quizás deberíamos tratar de cultivar la empatía hasta en los casos más extremos. Aunque, desde mi perspectiva, la elección de los objetivos de atentados terroristas resulta, al menos últimamente, bastante dudosa.
    Para que nadie piense que intento hacer apología del terrorismo, dejaré bien claro que me parece una forma de intentar resolver conflictos muy cobarde, amén de infructuosa. Poniendo el ejemplo de E.T.A., en España, que recientemente depuso las armas, aunque no esté completamente disuelta, y renunció a su lucha, no porque no sigan creyendo en su causa, sino porque se dieron cuenta de que a pesar de todas las muertes que causaron, no estaban más cerca de lograr sus objetivos.
    Concluiré excepcionalmente con una frase que define muy bien mi forma de pensar a este respecto, y a muchos otros, y que merece ser repetida para que sea recordada: "Deberíamos tratar de cultivar la empatía hasta en los casos más extremos".

Iván Lus
- @LusDIvan


miércoles, 8 de abril de 2015

Energías Renovables

    Hace mucho tiempo que oímos hablar de lo buenas y necesarias que son las energías limpias y renovables, pero aún así, no parece que terminen de instalarse plenamente en nuestra sociedad. ¿Por qué? Pues, ¿por qué va a ser? Por dinero. ¿Por qué si no? Que preguntas más tontas me hacéis. Y es que, el dinero, como todos sabemos, es lo que mueve nuestras vidas, y a aquellos que lo tienen, les cuesta mucho desprenderse de él, aunque con ello puedan beneficiar a toda la humanidad y, sobre todo, a la madre Naturaleza.
    No obstante, la efectividad de las actuales energías no contaminantes, tales como la solar o la eólica (no olvidar que hay muchas más), es puesta constantemente en duda. Pasando por alto el hecho de que para desarrollar una investigación que mejore dicha eficacia se necesita una gran suma de dinero, ¿no podríamos "apretarnos el cinturón" y esforzarnos todos por consumir menos energía con tal de contaminar menos?
    Para ser sincero, a mi me resultaría casi imposible. Cada vez consumimos más energía; ordenadores, tablets, smartphones, televisores, etc... todos los aparatos conectados constantemente, ¡y cada día hay más aparatos! Yo por ejemplo, ahora mismo, mientras escribo esto desde el portátil viejo, tengo el nuevo cargándose, al igual que el móvil, y además tengo la PS4 descargando archivos en modo reposo y la PS3 encendida, la cual uso para ver la TDT, con lo que la televisión está igualmente puesta, a pesar de que la tengo en "mute" para que no perder la concentración de lo que hago.
    Por lo tanto, si no queremos sucumbir ante las consecuencias del tan temido cambio climático, la única solución viable es invertir inmediatamente en el desarrollo y aplicación de energías limpias, es decir que no generen residuos. Pero, ¿conseguiremos dar ese salto a las energías renovables, que no es otra cosa que un salto de una mentalidad a otra? Yo creo que no. Porque si la mayoría de personas no somos capaces de rascarnos nuestros limitados bolsillos para comprar unos paneles solares con los que alimentar nuestra casa,
¿cómo podemos esperar que aquellos con bolsillos más grandes, se los vacíen en beneficio de todos?
    Damas y caballeros, pongámonos las pilas y cambiemos ya el chip que rige nuestros pensamientos. Pasémonos a tecnologías no contaminantes antes de que sea demasiado tarde. Si no damos ahora ese salto, nos lamentaremos. Y si podemos aprender algo de la época en la que vivimos, es que es muy injusto dejar que sean las generaciones futuras quienes paguen por nuestros errores, ¿no creen?

- Iván Lus
@LusDIvan


lunes, 6 de abril de 2015

La generación ni-ni. ¿Cual es su ideario?¿Por qué actúan así?

    Todos sabemos que "Generación Ni-Ni" es un término que hace referencia a los jóvenes de hoy, que ni estudian ni trabajan, y muchas veces, de manera peyorativa se añade: y ni lo intentan. Pero esta acepción ofensiva, a menudo, se aparta de la realidad al no tener en cuenta las circunstancias en las que vivimos. Y es que la imposibilidad de lograr unos objetivos laborales, o la dificultad para descubrir tales objetivos, y que además se adapten a nuestras ideas y gustos, genera una frustración difícilmente comprensible a menos que se experimente por uno mismo.
    Creo haber dejado claro que me incluyo en la generación ni-ni (aunque debería hablar en pasado), y deseo añadir que siempre que escucho el término me causa cierta irritación, así que espero no perder la objetividad en mis próximas líneas.
    El caso es que no todos siguen los mismos ideales ni tienen las mismas razones para actuar como lo hacen. Especialmente porque el concepto "Generación Ni-Ni" no tiene una descripción precisa y la gente, en general, no termina de ponerse de acuerdo de ni a quién incluye, ni a quién afecta, ni el porqué. Y añado más: ni se esfuerzan por hallar consenso.
    Por conclusión, debe entender usted, fiel lector, que la "Generación Ni-Ni" no es una generación propiamente dicha. Parece incluir a personas de una amplia e indeterminada variedad de edades. Y desde luego no son ningún grupo o asociación con su propio lema. Si preguntamos por qué estas personas piensan o actúan así, deberemos preguntarnos también por qué a los "heavys" les gusta la música que les gusta, por qué los leñadores visten camisas de cuadros de franela o por qué a los "runners" les hace felices correr a todas horas.
    "Cada persona es un mundo". O eso dicen.

Iván Lus
* @LusDIvan *


jueves, 2 de abril de 2015

La prostitución en España, ¿debe prohibirse, legislarse, consentirse?

    Debe legislarse, por supuesto. Fin. ¿No? ¿Pregunta usted, lector, por qué? Es sencillo. Ha de legislarse porque debemos aspirar a una sociedad en la que no sea necesario prohibir nada, y consentirlo es dejar las cosas tal y como están, lo cual ya sabemos que es un error que nos aplauden las organizaciones criminales que, entre otras cosas, se lucran con el tráfico de personas. La trata de blancas también se le suele llamar. Y no nos engañemos, esas personas, la inmensa mayoría mujeres y niñas, no son otra cosa que esclavas.
    Además, legislar este asunto limpiará muchas calles hoy abarrotadas de mujeres casi desnudas que prestan sus servicios en cualquier esquina y con escasa higiene, para agrado de esos vecinos que tanto se quejan públicamente, escudándose tras la supuesta y frágil inocencia de sus hijos.
    No me meteré con aquellos que buscan compañía en brazos de esas "mujeres simpáticas" o "mujeres que fuman", eso ya lo hace el resto del mundo. Pero me pregunto: ¿por qué en nuestra época recurrir a la prostitución para saciar unos apetitos totalmente humanos y naturales parece ser algo de lo que uno deba avergonzarse cuando no ha sido siempre así en el pasado? Quizás, no lo sé, sea porque, como dicen muchos, la mayoría de estas personas (no quiero generalizar diciendo "hombres"), sean gente casada, cabezas de familia. Y eso sí que es algo de lo que deberían avergonzarse, por no decir otra cosa.
    En cualquier caso, no envidio a quien se vea forzado a prostituirse para ganarse la vida y dudo que existan muchas personas que disfruten de tener tal oficio. Tal vez sea que tengo una pobre imaginación. Por último añadiré que tampoco envidio a quienes necesiten que siga existiendo el mercado de personas que se dedican al sexo, porque obviamente tienen unas grandes carencias afectivas y emocionales o padecen unas necesidades que no saben bien como satisfacer. ¿No cree?

Iván Lus
* @LusDIvan *